Extraigo unos fragmentos de un texto que Adolfo Bioy Casares escribió para el libro "Cien años del Buenos Aires Lawn Tennis Club (1892-1992)".
"Empecé a jugar al tenis en el club KDT, (me había siempre atraído el tenis, por el color del polvo de ladrillo, el dibujo de las líneas blancas y la forma de las raquetas). En seguida advertí que era mejor singlista que jugador de dobles. Con amigos pasamos un breve período en el club Gimnasia y Esgrima y depués entramos como socios cadetes en el Buenos Aires. Si no me equivoco eso ocurrió en 1927, cuando yo tenía trece años."
"Por aquella época mi juego progresaba tanto que me convencí de que tarde o temprano el porvenir me deparaba el primer puesto en el ranking mundial; pero el progreso se detuvo y alcancé un nivel decoroso de tenista mediocre. Sospecho que mi cuerpo espontáneamente jugaba bien, pero mi mente preveía y atraía los errores. Tuve un saque y un revés eficaces, pero el drive se me enfermaba con frecuencia."
"Podía jugar con buenos tenistas sin aburrirlos. Jugué incontables partidos con Robson, con Cattaruza, con Carlos Lynch. Creo que nunca les gané un set. A Felisa Piédrola solía entrenarla; también a Sonia Topalián."
"Robson era uno de los más extraordinarios e inteligentes tenistas de entonces. Tenía un juego muy variado; sacaba y corría a la red, donde era capaz de resolver las situaciones más comprometidas. No disponía de mucho resto físico, pero lo suplía con recursos de técnica y viveza. Lo vi ante el francés Borotra, que lo superaba en resistencia física, y no pude menos que celebrar como aprovechaba toda ocasión para ganar tiempo (por ejemplo, la de secarse la mano con que empuñaba la raqueta) y retomaba fuerzas, para seguir y desplegar de nuevo su juego magistral, ante uno de los tres o cuatro jugadores del mundo."
"Del personal del club (BALTC) quiero por lo menos mencionar a Jesús, el encargado de las canchas, quien no dudaba en alentarme y a quién vi sufrir el día en que por el azar del sorteo, me tocó enfrentar a su hijo en un campeonato."
"Mi vida transcurrió entre amigas y amigos, con literatura, y con tenis. Me considero un hombre felíz. Sin duda, parte de esa felicidad se la debo al Buenos Aires."
"Empecé a jugar al tenis en el club KDT, (me había siempre atraído el tenis, por el color del polvo de ladrillo, el dibujo de las líneas blancas y la forma de las raquetas). En seguida advertí que era mejor singlista que jugador de dobles. Con amigos pasamos un breve período en el club Gimnasia y Esgrima y depués entramos como socios cadetes en el Buenos Aires. Si no me equivoco eso ocurrió en 1927, cuando yo tenía trece años."
"Por aquella época mi juego progresaba tanto que me convencí de que tarde o temprano el porvenir me deparaba el primer puesto en el ranking mundial; pero el progreso se detuvo y alcancé un nivel decoroso de tenista mediocre. Sospecho que mi cuerpo espontáneamente jugaba bien, pero mi mente preveía y atraía los errores. Tuve un saque y un revés eficaces, pero el drive se me enfermaba con frecuencia."
"Podía jugar con buenos tenistas sin aburrirlos. Jugué incontables partidos con Robson, con Cattaruza, con Carlos Lynch. Creo que nunca les gané un set. A Felisa Piédrola solía entrenarla; también a Sonia Topalián."
"Robson era uno de los más extraordinarios e inteligentes tenistas de entonces. Tenía un juego muy variado; sacaba y corría a la red, donde era capaz de resolver las situaciones más comprometidas. No disponía de mucho resto físico, pero lo suplía con recursos de técnica y viveza. Lo vi ante el francés Borotra, que lo superaba en resistencia física, y no pude menos que celebrar como aprovechaba toda ocasión para ganar tiempo (por ejemplo, la de secarse la mano con que empuñaba la raqueta) y retomaba fuerzas, para seguir y desplegar de nuevo su juego magistral, ante uno de los tres o cuatro jugadores del mundo."
"Del personal del club (BALTC) quiero por lo menos mencionar a Jesús, el encargado de las canchas, quien no dudaba en alentarme y a quién vi sufrir el día en que por el azar del sorteo, me tocó enfrentar a su hijo en un campeonato."
"Mi vida transcurrió entre amigas y amigos, con literatura, y con tenis. Me considero un hombre felíz. Sin duda, parte de esa felicidad se la debo al Buenos Aires."